miércoles, 7 de julio de 2010

POSGRADO TRASTORNOS DEL APRENDIZAJE ESCOLAR

(Asociación Argentina de Profesionales de la Salud Mental) - TRABAJO FINAL

TEMA:

¿Es la escuela reproductora de los procesos de exclusión macroinstitucionales o por el contrario, trabaja para la integración del niño que es diferente?


Actualmente los procesos de exclusión en todos los aspectos: sociales, laborales, políticos, ideológicos, sobre todo económicos, geográficos, etc. parecen estar a la orden del día… Vivimos en una sociedad que parece funcionar meramente por exclusión, todos, de una forma o de otra estamos excluidos de algo, o por ser muy viejos, o por ser muy jóvenes, o por ser muy ricos, o por ser muy pobres, o por ser de otra cultura, o por ser de otra clase social… En la escuela estos procesos de exclusión se multiplican y se entrecruzan constantemente, entre los alumnos, entre los docentes, entre docentes y alumnos, entre docentes y personal no docente, entre directivos y docentes… El crecimiento exacerbado de la pobreza, como consecuencia de un aumento considerable de la desocupación, el otorgamiento de planes sociales, y, con ello, el aumento de la franja poblacional de gente denominada, en determinados ámbitos “pobres estructurales” merma no sólo la capacidad de inserción socioeconómica y laboral de estas personas sino, además, disminuye notablemente su capacidad para el aprendizaje, tanto en su niñez como en su vida adulta… El mayor problema laboral que tienen los beneficiarios de planes sociales es que no están capacitados laboralmente, en parte porque nunca trabajaron, en parte, porque no pudieron aprender a desempeñarse laboralmente en ningún oficio, en ninguna tarea… Es notable su afán por aprender y su demanda de enseñanza… Esto implica no sólo una falta de educación muy grave en sectores poblacionales marginales adultos, sino, y a la vez, una falta de educación en los niños provenientes de esos sectores… El cartoneo y la mendicidad, que son los “rebusques” más frecuentes de estas familias, a la vez que el cobro del plan, llevan a los niños de estas familias a pasar mucho tiempo en la calle, por más que vayan a la escuela, muchas veces, nada más que a comer, y, en general, más tarde o más temprano, sobre todo por el tema del fracaso escolar y la repitencia, estos niños van dejando de asistir a la escolaridad primaria, prácticamente nunca pueden llegar ni siquiera a empezar la escuela secundaria… La detección en ellos de graves problemas para el aprendizaje de la lectoescritura, luego del cálculo, los problemas de retención intelectual que padecen, desde un principio, además de trastornos fonoaudiólogicos, muchas veces neurológicos, y psicológicos quasipermanentes, además de problemas sociales de vivienda, salud, nutrición, vestimenta, etc. los llevan a hacer un inicio muy dificultoso y casi estéril de la escolaridad en el primer grado y luego, al repetir varias veces, y pasando, con sobreedad cronológica al tercer o cuarto grado, en el quinto grado, muchas veces en el sexto, van dejando la escolaridad regular para empezar a hacer “changas” y luego, terminan abandonando el cursado de la escolaridad primaria en forma definitiva… Estos son los que luego, por dedicarse al cirujeo, las changas, el cartoneo, etc. pasan a formar parte de la amplia franja de analfabetos funcionales que existen en nuestro país. Es notable también, el índice de analfabetos, ya sean estructurales o funcionales, existente entre los reclusos de las cárceles de nuestro país, y, con ello, es también notable su voluntad de aprender y el crecimiento de planes de alfabetización y de escolaridad primaria y secundaria existentes adentro de las cárceles…
A mi entender, es notable la desigualdad de condiciones con que ingresa a la escolaridad un niño que pertenece al sector de pobreza estructural con el niño de la clase media o media alta, el niño pobre no viene comido, en general viene de madre desnutrida y tiene hermanos desnutridos, son hogares monoparentales conducidos por mujeres multíparas, en donde en general todos (madre e hijos) son o han sido víctimas de violencia familiar por parte de algún hombre, en general, abusador y alcohólico crónico… La falta de vivienda digna, de vestimenta, de materiales para la escolaridad, muchas veces la distancia y la falta de dinero para pagar el transporte que le permita asistir a clase, son todas las variables que contribuyen, desde el vamos, a desalentar la escolaridad en esos niños… Además, las cuestiones de naturaleza orgánica, muchas veces problemas neurológicos serios, discapacidades varias, un cociente intelectual por debajo del normal, más falencias de estimulación temprana y, sobre todo, problemas de lenguaje, dicción, comprensión, etc. llevan a que el proceso de enseñanza de la lectoescritura se complique en demasía… Veo como muy necesario la implementación de equipos multidisciplinarios en donde se aborde un tratamiento global del tema, para tratarlo con los niños, sus padres, y los docentes, para hacer todo lo posible para que ese niño aprenda dentro de sus posibilidades y no engrose el caudal de alumnos desertores… También hay una falta de convencimiento por parte de los padres de que la escuela sirva para algo, la escuela es para pedir comida o ropa, no para aprender, el aprender en sí no está valorado, no se considera que la enseñanza de la escuela sea un arma para defenderse en esta vida (como fue, conceptualmente, simbolizada durante generaciones anteriores) Esto tiene que ver con determinadas clases sociales en donde la meta para salir de pobres es ser un buen futbolista o una modelo muy bonita, y no el uso del intelecto para ascender socialmente…
No obstante esto se nota en determinadas docentes, en general muy jóvenes, un gran afán por entender a ese niño atravesado por problemáticas sociales que exceden el ámbito de lo educativo, y, a la vez, la voluntad de integrarlo, social e intelectualmente, en la escolaridad que le sea posible para hacer lo imposible para que ese niño no pierda su vida de niño y siga una escolaridad regular dentro del ámbito de la escuela que le compete cursar… Paradójicamente, existen otros sectores docentes, incluso dentro de la misma escuela, a los que no les preocupa que un niño deje la escolaridad o pase directamente a vivir en las calles, refranes o slogans comunes en el ámbito docente, tales como “la manzana podrida pudre el resto…” o, “mejor, uno menos…”, son de uso corriente y su escucha es habitual en los pasillos de las escuelas primarias públicas, sobre todo por parte de las docentes de más edad… También es cierto que para el ejercicio de la tarea pedagógica, este tipo de niños problemáticos, con dificultades excesivas para el aprendizaje, muchas veces con serios problemas de conducta, y, también, con conductas ya de tipo delictivas, terminan agotando al personal docente, sobre todo el personal que ya viene con muchos años de ejercicio de la docencia encima… Es cierto que hay un conglomerado de circunstancias y de variables que confluyen en cada escuela, en cada niño, en cada docente, y que exceden, muchas veces, el ámbito de la escolaridad misma…
A mi entender, los programas “bajados” por el Ministerio de Educación no cubren las exigencias de enseñanza necesarias para desempeñarse en el aquí y ahora habitual, además, son programas pensados para un niño bien alimentado, bien vestido, que va a la escuela a aprender y no a comer, como suele suceder actualmente… También es cierto que hay maestras que plantean que si siguen el programa tal cual lo tienen que dar, cuatro alumnos aprenden y treinta molestan, porque no entienden, porque no pueden, porque no llegan, entonces, “nivelan para abajo” y bajan los requisitos académicos de la enseñanza a los que menos pueden aprender, que son, por desgracia, la mayoría de los alumnos… Existe un reconocimiento conciente por parte de los docentes de su falta de capacitación para atender determinadas problemáticas (violencia familiar, abuso sexual infantil, delincuencia, vagancia, mendicidad, falta de vivienda digna, falta de material didáctico, falta de colaboración y capacidad intelectual de los padres, etc.) y una demanda real muy grande y muy grave de la colaboración de sectores profesionales (psiquiatras, psicólogos, fonoaudiólogos, pediatras, asistentes sociales, psicopedagogos, docentes especiales) para con ellos para poder ejercer la tarea pedagógica, que, de por sí, ellos solos ya no pueden desempeñar… Existe, a la vez, de parte del personal docente una demanda permanente al Estado por resolver muchas cuestiones que no están resueltas: falta de vivienda digna, reinserción laboral de condenados a prisión, falta de inserción laboral de beneficiarios de planes sociales, desempleo, migraciones internas permanentes y constantes, analfabetismo de los progenitores, carencias básicas en el medio, falta de bienestar y asistencia social de los sectores marginales, etc. La escuela ya no es el lugar que asegura un medio para la movilidad social o el ascenso social, la escuela es un depósito para dejar los niños, no importa si aprenden o no, un lugar para ir a comer, un lugar para pedir, ropa, útiles, medicamentos… Se ha desvirtuado totalmente el lugar de la escuela como institución y, con ello, se desdibujó también su finalidad que ya no es la meramente pedagógica… No obstante esto, muchos docentes hacen lo imposible para que los niños aprendan y para cumplir su función de la mejor manera posible, adecuándose lo más que pueden a las condiciones y circunstancias en las que se da el proceso de enseñanza-aprendizaje, muchas veces en condiciones indignas y en condiciones de máxima pobreza, ya sea en escuelas limítrofes, rurales, del norte chaqueño o puneño, o también, en las escuelas públicas de las grandes ciudades, en donde asisten niños “villeros” o en las escuelas del conurbano de las grandes ciudades en donde se crean conglomerados habitacionales de migrantes norteños, muchas veces tobas, wichis o mocovíes… Es de destacar que si bien hay muchos docentes que no se preocupan demasiado por el caudal de repitentes o de desertores que tienen en cada grado, hay muchas maestras que sí se esmeran en hacer todo lo posible para que ese niño aprenda y, muchas veces, exceden su función al consultar, denunciar, hacer visitas domiciliarias, etc. en otros ámbitos que no son los propios de la docencia, para lo que sí están capacitadas… De todos modos, y como conclusión de este trabajo, extraigo, que no existen políticas estatales macroinstitucionales para hacer que el niño con dificultad para el aprendizaje se integre en el sistema educativo, y, con él, acceda a una capacitación intelectual digna que le permita, en un futuro, desempeñarse laboralmente en cualquier tarea medianamente remunerada… Seguimos con eso de que, “mejor, uno menos” y a nadie, por lo menos, a los funcionarios del Ministerio de Educación y/o a los funcionarios del Ministerio de Bienestar Social, le importa qué tanta cantidad de repitentes o de desertores existen dentro de la escolaridad primaria pública común…
Después se crean y, son necesarios, planes y programas para educación primaria en adultos, para alfabetización en adultos, para escolarización en las cárceles…
Creo que sería mejor, intentar, desde el vamos, un inicio de la escolaridad primaria lo más exitoso posible para lograr, que ese niño con dificultad para el aprendizaje, pueda, por lo menos, terminar la escolaridad primaria… Lo óptimo sería que también lograra terminar la escuela secundaria, necesaria para el acceso a cualquier puesto de trabajo…
Sin embargo, y como dije antes, no existen políticas de integración educativa que trabajen para el impedimento de la deserción escolar, sobre todo en determinados ámbitos y sectores poblacionales… Parece ser que el sistema educativo formal expulsa muchas veces a sus propios alumnos sin preocuparse demasiado por ello… Paradójicamente funcionan, por lo menos acá en Rosario, planes de reinserción social para alumnos desertores, en donde el cursado de talleres libres, sobre todo de plástica o música, parece ser un principio de socialización y de integración acorde a sus propios intereses… sin embargo, estos planes dependen del Ministerio de Bienestar Social y no del Ministerio de Educación…
No existe una conjunción de políticas por parte de ambos ministerios que permita visualizar algún tipo de solución a este problema…

Psicóloga Mariana Miranda – Mat. 1717 – Rosario

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