miércoles, 7 de julio de 2010

VIOLACIÓN

Monografía posgrado interdisciplinario de Violencia_ Asociación Argentina de los
Profesionales de la Salud Mental, Bs. As., 2009


Autora: Ps. Mariana Miranda, mat. 1717 - Rosario

TEMA: VIOLACION

Teniendo en cuenta la falta de capacitación de los profesionales (tanto los de
salud como los de trabajo social como los del poder judicial y policial) en tomar las
consultas o denuncias que tienen que ver con este tema, enfaticé mas el trabajo
en la primera consulta.

1) - CONSULTA:

Es necesario crear un enfoque metodológico de abordaje e intervención con las
mujeres que fueron violadas que articule la subjetividad de quien relata y quien
escucha en las entrevistas.

Las entrevistas de consulta y orientación varían en número y frecuencia según
cada caso. El objetivo es accionar sobre la realidad de la consultante para
simbolizar la situación de violencia padecida.
Es importante evitar los encuentros fugaces con diagnósticos y derivaciones
apresuradas. Se le debe dar un marco de contención teórico, metodológico, real
y subjetivo (existe una relación cognitiva y emocional entre quien consulta y quien
recepciona la consulta).
Es importante decodificar la ayuda, impedir las prácticas ritualizadas con rigidez y
burocracia en las intervenciones.
Se debe establecer una alianza de trabajo racional y cooperativa entre consultante
y tratante, evaluar el riesgo para impedir que las situaciones de violencia sexual se
repitan, crear un espacio protegido de escucha, credibilidad y respeto, poder decir
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lo que no pudo ser dicho durante el ataque sexual, ordenar sentimientos, crear un
vínculo confiable en el ambiente protegido de la entrevista.
El entrevistador debe lograr una distancia óptima de impacto emocional que
producen los hechos de violencia.
La función de contención y ayuda comprende un conjunto de prestaciones yoicas,
la básica es la disociación operativa para que el yo del entrevistador se identifique,
por un lado, con la víctima de la violación, y por el otro, con un yo observador que
observe, analice, sintetice, prevenga situaciones, se haga cargo de la víctima y
reorganice las intervenciones que tienen que ver con la situación de violencia y
sus efectos.
La disociación instrumental permite graduar el impacto emocional que produce el
relato. Es necesario un esquema conceptual para encuadrar la escucha y saber
preguntar qué y cómo y prevenir los efectos insalubres del trabajo con violencia
para los agentes de la salud.
Es imprescindible el aprendizaje del trabajo a través de la capacitación específica,
la experiencia, la supervisión y el intercambio interdisciplinario.
Hablar de violación implica para la mujer reconocer que su cuerpo fue abusado, se
culpa por no haber prevenido el ataque, demanda amparo y sostén. Se vivencia
el estar en peligro permanente. Vive la humillación, vergüenza, autodesprecio,
desesperanza, aislamiento físico y emocional, silencio. Vivencia rupturas del sí
mismo, con las relaciones con el medio y con vivencias aterrorizadoras de ser
víctima para siempre.
El entrevistador debe crear la función de apoyo y sostén (holding, Winicott, 1972).
Es importante la elección de las palabras, el tono de la voz, la secuencia, el ritmo
de las preguntas, la actitud postural, el asentimiento con la cabeza, la mirada de
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comprensión y respeto.
El entrevistador debe ser alguien que no juzgue, que acepte y calme las angustias
y los miedos.
Hay que saber acercarse a la persona sin invadirla, reconocer y respetar los
límites de la otra persona para reducir la angustia. Compartir la experiencia
de la violación sirve para reorganizar la subjetividad del otro y recomponer la
autoestima.
Hay múltiples recursos de intervención. Es importante la información para hacer
o no la denuncia, la asistencia legal, médica y psicológica. Informar acerca de
trastornos orgánicos y emocionales, dificultades en el sueño, la alimentación, la
sexualidad, temor a estar sola o a salir sola.
Es importante incluir preguntas para aclarar elementos del relato. Es necesario
salir del lugar de víctima pasiva. Hacer sugerencias en relación a su cuidado y
protección para reforzar las funciones yoicas de asociación, anticipar, explorar y
ampliar su registro perceptual del riesgo.
Es importante al final de cada encuentro como al principio del siguiente resumir y
evaluar lo trabajado hasta ese momento…
Es importante que la mujer no quede en situación de víctima permanente con
pleno sufrimiento.
Es necesario asegurar y crear el vínculo para que siguieran, puedan retomar las
entrevistas, para seguir trabajando el tema cuando quieran…
Es necesario elaborar el hecho traumático e incorporarlo a la vida de la mujer
violada.
Tanto el tiempo como el proceso de recuperación son variables.
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Es común que la mujer violada distorsione la percepción acerca de la gravedad de
la violencia padecida, se avergüence y descalifique y desvalorice su experiencia,
cuando la víctima habla o no se la escucha, o se la responsabiliza por lo acaecido
(tanto en el ámbito inmediato sociofamiliar como en el imaginario social).

2) – EFECTOS SUBJETIVOS DE LA VIOLACIÓN EN LA VICTIMA:

Los efectos en el yo de la víctima dependerán de:

1) – el tipo de agresión padecida
2) – la duración de la agresión
3) – gravedad de la agresión
4) – la personalidad previa al ataque
5) – el apoyo familiar y social: la red de sostén con que cuenta la víctima.

La mujer agredida sexualmente se siente avergonzada y humillada pero a la
vez culpable (maltrato y abuso de poder del agresor).
El mandato social y la voz popular culpabiliza a la mujer violada por lo ocurrido.
Muchas veces el relato es incoherente por la misma desestructuración yoica de
la misma víctima, otras veces es desafectivizado (bloqueo afectivo del hecho
padecido). Otras veces se disocia y niega lo ocurrido (mecanismos de defensa
yoicos de la víctima frente al hecho traumático en sí).

Puede haber dos consecuencias para el yo de la víctima:

1) – la autocompasión, el padecimiento crónico, la identificación con la
posición de la víctima en el hecho (identificación femenina, pasiva)
2) – el deseo hostil, la identificación con el agresor, (fantasías de castrarlo),
esto implica una identificación masculina, activa, es hacerle a él lo que él le
hizo a ella.
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En la violencia sexual se ejerce una práctica de dominación del agresor sobre la
víctima apropiándose de su intimidad.
Para decodificar y comprender los discursos de las víctimas hay que salvar
obstáculos epistemológicos y epistemofílicos, las mujeres violentadas DEBEN
ser escuchadas…
La mujer atacada revive el evento tal como sucede en todo evento traumático,
con manifestaciones psicosomáticas del tipo neurovegetativos: a saber:
taquicardia, temblor, sudoración, mareo, ahogo, imágenes hipnagógicas del
evento…
La mujer convive con el miedo a la violación porque vive su propia sexualidad
como peligrosa.
La relación asimétrica de poder con el varón sitúa a la mujer en una situación
de mayor vulnerabilidad. Cada género construyó su propio imaginario: el
masculino en la agresión y la dominación, el femenino en la pasividad y la
sumisión, invisibilizando así los hechos de violencia para con la mujer, sobre
todo, los hechos que ocurren en el ámbito de lo doméstico…
En la violación prima la amenaza y la fuerza física del hombre para controlar a
la mujer.
Las mujeres jóvenes son más vulnerables a la violación por extrtaños, las
adultas están más en riesgo con hombres conocidos, especialmente los
maridos…
Existe un continuum de violencia para con la mujer cuyo punto cúlmine es la
violación o la muerte por maltrato físico…
Mostrarse sexualmente deseable implica provocar al violador.
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Si algunas mujeres atacadas sexualmente “se rinden” esto no implica que
accedan libremente a la violación (muchas veces, tanto en el ámbito policial
como en el del aparato jurídico, se sobreentiende esto último exonerando de
culpas al agresor sexual).
La violación es sentida como una injuria al cuerpo pero es relevante por el
grado de humillación y degradación que tiene para con la mujer. Todo ataque al
cuerpo es un ataque a la identidad y daña la subjetividad.
Normalmente la víctima se aisla y silencia el hecho (sentimiento de aniquilación
y pérdida de identidad). Nombrar la violación y narrarla en las entrevistas es
elaborarla y conceptualizarla en el plano de lo simbólico.
Las consecuencias psicológicas inmediatas son la humillación, la vergüenza,
tristeza y culpa, apatía, trastornos de memoria, desinterés, dificultad
para concentrarse, vivencia que el cuerpo ha sido dañado, se ha vuelto
extraño, sucio (de ahí que lo primero que hacen es bañarse en el momento
inmediatamente posterior al hecho, esto impide la toma de pruebas de ADN,
semen, etc, por el médico forense, por eso es importante informar a posibles
víctimas de no hacerlo porque impide en la denuncia el relevo de las pruebas
delictuales).
Existen síntomas de tipo psicosomático que tienen que ver con el sistema
neurovegetativo tal cual sucede en todo evento traumático que no pudo
elaborarse, a saber: dolor de cabeza, náuseas, vómitos, diarreas, fatiga, tensión
muscular, presión en el pecho, dolor de estómago, trastornos digestivos,
respiratorios, del sueño, de la alimentación…
El retomar la vida sexual es traumático, ya sea con la misma pareja que la
mujer ya tenía o con otras parejas que conozca a posteriori del hecho de
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violencia sexual.
La pareja abandona generalmente a la mujer atacada porque no soporta la idea
ni de que el hecho haya ocurrido o fantasea con la idea de que fue ella quien lo
provocó (la responsabiliza y culpa por el hecho de la violación en sí misma).
Todo esto en el caso que la mujer no haya quedado embarazada ni haya sido
contagiada por alguna enfermedad de transmisión sexual en el momento en
que fue violada.
La reviviscencia con las imágenes de la violación (olores, sensaciones,
imágenes auditivas y visuales, etc.), tanto en sueños como en fantasías diurnas
son los intentos propios del yo de la víctima por elaborar el montante de
angustia resultante del hecho traumático violento en sí mismo. Muchas veces
fantasea con la castración del agresor (identificación activa, masculina, con él).
Tanto en uno como en otro caso hay que ayudar a la víctima a reconstruir su
subjetividad.
Muchas mujeres son violadas en el matrimonio y estas violaciones quedan
silenciadas por el “débito conyugal” y las “obligaciones maritales”.
La violación por parte de la pareja tiene un impacto emocional más traumático
y profundo que si fuera por un desconocido y se reconoce como una forma
abusiva más del poder del hombre sobre la mujer.
La mujer, en este caso, tiende a mantener la relación como sea, justificando
el maltrtato en el cónyuge (existe un sometimiento acrítico y un descreimiento
en las instituciones que deberían de protejerla, léase, aparato jurídico, legal,
policial, centros de asistencia a la víctima, etc.)
El hombre usa su sexualidad para ejercer poder y dominio sobre su pareja.
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Esto tiene que ver con una conflictiva propia de identificación para con su
propio sexo, la inseguridad que padece en su rol masculino lo obliga a violentar
a su pareja, el tenerla sometida y violentada, tanto física como emocional
y sexualmente lo hace sentirse más hombre, bien hombre, y asegurarse y
autoafirmarse en su masculinidad.


BIBLIOGRAFIA:

1) – “Violencias cotidianas, violencias de género”, Susana Velázquez, Editorial
Paidós, Bs. As., 2003.-
2) – “Violación y respuestas sociales”, Revista “Travesías”, Cap.
VII: “Entrevistas de consulta y orientación en casos de violación.
Una propuesta de trabajo”, Sussana Velázquez, Bs. As., 1998.-
3) – “Violencia y Género”, Graciela Zaldúa, Editorial Eudeba, Bs. As., 2000.-
4) – “Violencia y Psicología”, de Graciela Zaldúa, (compiladora), Editorial
Eudeba, Bs. As., 1999.-
5) – Material de la Primera Clase del Curso Introductorio a la Violencia de la
Asociación Argentina de Profesionales de la Salud Mental, autora: Dra.
Diana Galimberti.


Contactos:
Te:(0341) 4307945
Cel:(0341) 155-976669
e-mail: marianamiranda66@gmail.com

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